Los Sex Pistols, descontando las reuniones, tuvieron una vida muy corta pero intensa, lo que una banda puede vivir en veinte años ellos lo hicieron en dos.
Fueron tiempos desmadrados, llenos de sexo y drogas, sus anécdotas se cuentan por miles, la prensa a diario se hacía eco de las hazañas del grupo.
El fotógrafo Bob Gruen los acompañó de gira por USA y contó como Johnny Rotten le regaló a un fanático un original autógrafo.
El autobús se detuvo en la siguiente parada del tour americano, fuera esperaban periodistas y fans, Rotten abrió la ventanilla y se asomó, un chico se acercó con un disco y le pidió que lo firmara, Johnny en vez de autografiar escupió sobre el LP, lo sorprendente fue la reacción del chaval, se volvió loco de alegría, no paraba de darle las gracias al cantante.
Gruen en ese momento llegó a la conclusión de que si los miembros de Sex Pistols estaban locos, sus seguidores no se quedaban atrás.
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